domingo, 28 de noviembre de 2010

El Derecho a Cambiar (The Show Must Go On!)

Han ocurrido tantas, tantas cosas desde mi última vez frente a esta página, que hoy la retomo con una nueva perspectiva. Hoy me he levantado con la necesidad espiritual, mental y hasta física de escribir y comunicar, de abrir la puerta nuevamente y dejarles entrar luego de una muy necesaria reclusión en mí mismo. Y hay algo tan crudo, tan salvaje y tan instintivo en esa necesidad que me sorprende y me abruma, y la pienso dejar fluir con la misma naturalidad con la que ha venido.

Quienes me conocen saben, quizás hasta mejor que yo, que mi temor al cambio ha sido una variable demasiado constante en mi vida, y me ha impedido avanzar en muchas direcciones y ámbitos. Pues bien, en estos últimos meses, ante mi propia incapacidad de abrazar el cambio, ha sido el cambio quien me ha abrazado, tan fuertemente y con tanto amor, que finalmente lo he aceptado. Creo que nadie puede reprocharme la necesidad de dar un paso atrás (o hacia adentro) para tratar de digerir en silencio antes de volver al mundo exterior, para intentar comprender y comprenderme un poco mejor, para internalizar aquello que Heráclito hace tanto advirtió: que lo único constante es el cambio.

Con profunda humildad, agradezco a quienes me han acompañado en este trayecto, a esa suerte de espíritus guías, esas personas que permanecen a mi lado y conectadas a mi corazón - estén cerca o estén lejos-. Tal vez les haya apartado momentáneamente de mi vista y de mi espacio, y tal vez no he elegido las mejores maneras. Con toda certeza, he sido un tirano, un egoísta y, en resumidas cuentas, una mierda... pero ni por un segundo han dejado de habitar en mi corazón, y ni por un segundo he dejado de reconocerles como detonantes de este muy necesario cambio. Gracias. Creo haber crecido, creo ser una mejor persona que ayer, y tengo la energía, la voluntad, la disposición y la necesidad de continuar siendo la mejor versión de mí mismo que pueda ser. Por mí, por ustedes, y por los que vienen.

Con la misma humildad, agradezco la presencia de los nuevos personajes que han venido a formar parte del elenco de este show que ha cambiado un poco el rumbo (aunque espero conserve un poco de su sazón). Sólo tengo razones para sonreír, reconociendo en cada una de esas historias nuevas una prueba más de que nada es casual.

El temor ha quedado atrás. El cambio no termina. Carajo, ya lo dije: es lo único constante, y así lo acepto! Más que aceptarlo, he decidido ejercerlo como un derecho. Con un pie en el futuro, the show must (and will) go on!