Es entonces cuando la respuesta vino a mi, casi como una iluminación, un inesperado satori en medio de la noche, y comprendí incluso el por qué (o, más bien, el para qué) de este blog.

Pues bien, no pretendo ahondar demasiado en el tema, suponiendo que en el futuro podré hacerlo a mis anchas. Baste decir que, en medio de mis permanentes reflexiones sobre la naturaleza de la vida, y de las estrechas relaciones entre lo material y lo espiritual, he terminado por pensar que las cosas son mucho más simples de lo que la mayoría quiere hacernos creer. Tienen que serlo.
¿Por qué vivir la vida tan en serio? Al final, la vida se trata de aprovechar cada experiencia para adquirir herramientas y luego usarlas, mas no hay por qué hacerlo de manera severa. Es cuestión de cómo uno se aproxima al hecho vivencial. En lo personal, no me tomo a mí mismo tan en serio, o por lo menos estoy en el perenne intento de hacerme la vida más sencilla. Tengo derecho de ser tonto a ratos, o frívolo, o irrelevante. A fin de cuentas, la frivolidad es, también, una forma válida de elaboración intelectual.
Entonces, ¿para qué el bendito blog? Simple: para compartir ese derecho inalienable de trivializar lo profundo y de profundizar en lo trivial, y para buscar a través de este tipo de reflexiones esos mensajes simples y positivos que nos ayudan a llevar la vida de una forma más relajada. Al fin y al cabo, nada es más efímero que esta vida seriesísima, y ya el ambiente es suficientemente hostil como para que también nosotros saquemos el látigo y nos sigamos autoflagelando, buscando más complicaciones de las que ya tenemos.
Es por eso que aquí se vale ser superficial, sobre-analítico, despreocupado o quisquilloso. Aquí se vale un comentario de cine (¡de esos esperen bastantes!), o una reflexión trascendental. Aquí se vale la opinión desinformada, o la erudición extrema y heavy metal (bueno... tampoco tanto). En fin... ¡este es mi blog, carajo, y se vale toda vaina!
4 comentarios:
Bueno, no todas las religiones están tan alejadas de lo material, los judíos, por ejemplo, creen en la prosperidad, los chinos también.
Grandes pensadores han estado a favor de lo frívolo puesto que está claro que la frivolidad es el único medio para escapar de los fanatismos, que a fin de cuenta son taaaan aburridos.
Saludos
Víctor Molina Valladares
Algunos deberían aprender a vivir de una manera más sencilla, sin pretesiones, sin apariencias. Que triste aquellos que no son libres de si mismos. Ahh ueee, y a mi qué me dió? Me encanta, gracias por escribir.
I-L-O-V-E-I-T-!
sencillamente: BRILLANTE!!!!!
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